comentario literário de del soneto de un garcilaso
El soneto VI de Garcilaso de la Vega (1501 ó 1503-1536) de influencia petrarquista, lírica que a lo largo del siglo XVI se extiende por Europa, puede ser que sea de los comienzos ya que se echa en falta el sentido plástico de sus otras composiciones. Esta forma de concebir y hacer, la conoció durante su estancia en Nápoles, de ella se embebe y la introduce en España. Poeta que ha perdurado hasta hoy, que como curiosidad hay que decir que su obra fue publicada a modo de apéndice junto a la obra de su amigo Juan Boscán siete años después de su muerte gracias a la mujer del amigo.
Respira humanismo renacentista desde el comienzo. La honda preocupación por el hombre como centro es perceptible en el primer verso “Por ásperos caminos he llegado”, todo el soneto está impregnado del yo poético. Estamos ante un texto que revela una clara introspección, un cierto psicologismo, producto del interés por el ser humano, ahora centro del universo. Desplaza el interés por Dios de la época medieval. Probablemente esta introspección también le venga de la herencia italiana de la poesía petrarquista. Añadir que además se perciben aspectos alegóricos vinculados al conceptismo del s.XV y la desnudez de ornamentos nos lleva a los Cancioneros de dicho siglo. Teniendo en cuenta el resto de su obra la imagen del “sendero o camino áspero” que impresiona o inmoviliza “de miedo” tras los fracasos amorosos, se repite continuamente. En el v. 4 “allí por los cabellos soy tornado” se halla la influencia del poeta valenciano del s.XV Ausiás March. Los vv.5-6-7 casi calco del Canzionere de Petrarca.
Garcilaso siguiendo el recurso aristotélico de la “imitatio” pero aportando su experiencia personal y su buen hacer, consigue un poema difícil de desentrañar ya que no se sabe exactamente qué le sugiere al poeta la experiencia de la muerte. El tema central se podría enunciar de la manera siguiente: El poeta, urgido por la brevedad del tiempo y consciente de su inclinación, desespera de hallar solución a la situación angustiosa en que se encuentra su vida. Lleno de desesperanza y resignación acepta la derrota. Parece que la temática es enteramente existencial aplicable a cualquier ser humano, la idea de finitud de la existencia, el paso y la brevedad del tiempo muestran a la perfección el cambio de mentalidad hacia el renacimiento. En 1ª persona el yo poético organiza su reflexión interior por medio de una progresión temática en tres momentos diferenciados y con ritmo descendente. -El primer cuarteto la situación de inicio “por ásperos caminos he llegado”, momento de clara angustia vital sin saber por qué ha llegado a esta situación. -El segundo cuarteto desesperación, porque aun sabiendo cómo debería conducirse, no sabe si por costumbre o por suerte, es incapaz de seguir “el buen consejo”. - Los dos últimos tercetos Alusión a la fugacidad “el breve tiempo”, el lamento por no hallar solución a sus males. Se podría concluir que hay una gradación temática que va de lo alegórico, a la imagen y a la idea.
Métricamente se trata de un soneto de origen italiano compuesto por 14 versos endecasílabos de arte mayor con rima consonante cuya estructura estrófica compuesta de dos cuartetos y dos tercetos es: 11A11B11B11A 11A11B11B11A 11C11D11E 11C11D11E. Hay que destacar dos acentos prosódicos(las sílabas rítmicas)? en el interior de cada verso, uno en la mayoría de los versos en la sexta sílaba y el otro en la décima, abundando la acentuación llana. Gracias a las repetidas sinalefas se consigue el metro endecasílabo. También hace uso de varios encabalgamientos en los vv.1-2, y en los vv.5-6 justamente resaltando la idea central (sentimiento de angustia escalofriante) “he llegado “v.1 y “con la muerte al lado” v.5.
Desde el punto de vista fónico hay que destacar la aliteración de la consonante /r/ alveolar vibrante simple sonora presente en casi todos los versos “ásperos, parte, mudarme, tornado, muerte, vivir, mejor, peor, breve, errado (…) remedio”, que ayuda a la idea de cómo el poeta arrastra su desdicha desde tiempo, y, resignado deja de luchar. Añadir la aliteración de la consonante /m/ bilabial nasal sonora “caminos, miedo, mudarme” que nos lleva a la idea de la muerte. También hay alguna paronomasia pleonástica en el v. 11 “en su primer principio”, quizás aluda a su primera experiencia amorosa recalcándola. El intento de cambiar su estado viene dado por la paronomasia “mudarme a dar” del v.3.
Sintácticamente hablando son de destacar los hipérbatos de los cuatro primeros versos en los que resalta de forma alegórica el tortuoso camino de su vida y la imposibilidad de cambiar su caminar. Los periodos oracionales son largos, predominando la coordinación copulativa v.7 “y conozco el mejor y…”que alcanza su grado máximo en el segundo cuarteto, momento de mayor tensión poética. También hay que resaltar la adversativa y la disyuntiva. Todas estas coordinadas configuran a la perfección el estado anímico zigzagueante del poeta. La mayoría de los sustantivos son abstractos o nos llevan a ideas abstractas “camino, paso, miedo, muerte, vida, costumbre, tiempo, proceso, inclinación, remedio “. Es de destacar la sustantivación de la forma verbal de infinitivo “mi vivir” en el v.6 que vislumbra el cambio de la mentalidad medieval para los que la vida es inmóvil y estática, frente a la nueva visión renacentista de la vida como un proceso dinámico. En el v. 7 se rompe el paralelismo para crear un quiasmo: “Conozco el mejor y el peor apruebo” creando una clara antítesis. Esta reflexión angustiada, sin salida viene reforzada por la polisíndeton “y conozco… y el peor” y aumentada y reforzada por la conjunción disyuntiva “o” remarcando la encrucijada en la que se encuentra el yo del poeta. Los adjetivos epítetos antepuestos son los que sobresalen “ásperos caminos, errado proceso, breve tiempo “. De todas formas no abundan mucho y desde luego no son descriptivos y coloristas al modo que suele utilizarlos Garcilaso, por lo que quizás estemos en el principio de su creación literaria. Todos los adjetivos determinativos son posesivos de 1ª persona “me, mío, mi, mis” que apoya la idea de introspección aludida anteriormente. Desde el punto de vista verbal es de destacar la utilización casi exclusiva del presente de indicativo que aporta un carácter universal a la preocupación del poeta: “estoy, busco, conozco, apruebo, porfío, hacen”. Esta tendencia es solo rota en el primer verso “he llegado” que nos ubica temporalmente en la cercanía del hecho. En conclusión quizás por la fecha que sus estudiosos, Rafael Lapesa y otros atribuyen a la composición del poema (1526 a 1532), al modo del amor cortés, se lamenta de algún fracaso amoroso, quizás el de su musa Isabel Freyre, tal como lo hizo Petrarca con Laura. Para ello se ha servido de imágenes, metáforas y elementos alegóricos, todos ellos al servicio de la idea principal: la desesperanza. Tal vez por su perspectiva íntima podemos concluir que tiene un contenido autobiográfico.